31 oct 2008

BOLETÍN INFOEKUMENE SUBSIDIA Nº. 1 - 25-10-08

En la presentación de nuestro Boletín InfoEkumene Difusión, del Observatorio del Ecumenismo en España, núm. 0, decíamos sobre su contenido que contaría con una sección dedicada a la documentación y materiales, en orden a la formación del lector sobre las cuestiones de competencia del Boletín. El primer número así lo ha recogido y transmitido.
Sin embargo, parece más conveniente, dada la extensión de los números, que el boletín se desdoble en dos, a pesar de aportar mayor trabajo para quien hacemos realidad este ilusionante proyecto ecuménico, que encuentra su matriz en el espíritu aprehendido del ecumenista que sin duda don Julián García Hernando fue; además de padre, maestro, hermano y compañero para quien escribe estas letras a modo de introducción.
Pues bien, un boletín estará dedica en exclusiva a la información, mientras que otro, en este caso el que aquí presentamos, a la difusión de contenidos documentales, a materiales dirigidos a la formación o bien para su mantenimiento para trabajos personales posteriores de nuestros lectores.
Esperamos haber acertado con esta medida y que tenga buena acogida entre nuestros lectores, a quienes pedimos se involucren con sus esfuerzos y aportaciones a este boletín. Al tanto estamos de vuestras iniciativas, sugerencias y envíos. Gracias a todos y a todas.

Juan García Biedma, difusor

ECUMENISMO

La “Nueva Iglesia” y el presidente del Paraguay
Juan García Biedma.- Ecupres.

Rubén Dri, teólogo argentino, catedrático universitario de Sociología de las religiones en la Universidad de Buenos Aires, autor de numerosos libros sobre su especialidad, y uno de los fundadores del “Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo”, cuya militancia activa le granjeó marginación, persecución, torturas y cárcel durante el régimen de los militares en Argentina, analiza la singularidad que aporta el obispo presidente del Paraguay, en una honda conferencia bajo el título “Lugo y la otra Iglesia en América Latina”.
Lugo, el actual presidente del Paraguay y obispo católico secularizado, representa, a juicio del catedrático Dri, una singularidad importante, novedosa, pues estamos ante un estadista que, sin abjurar de sus concepciones religiosas y políticas avanzadas, ha sabido sortear con gran éxito los previsibles obstáculos jerárquicos eclesiales católicos, convirtiéndose en el representante más cualificado de lo que este catedrático denomina como “Nueva Iglesia”. Dri no recuerda un caso igual en la historia de la Iglesia en el continente americano. Estamos ante un mandatario capaz de unir las concepciones populares y revolucionarias con la diplomacia más cara y sutil eclesiástica, en un momento caracterizado por tremendas dificultades: económicas, sociales, políticas, tanto a nivel mundial como a nivel continental y nacional, además de las propias religiosas en medio de un papado caracterizado por sus posiciones en exceso conservadoras y reaccionarias, cuando no arcaicas y obsoletas, alienada de la realidad, según el parecer del profesor y teólogo.
“¿Qué hizo Lugo?, se pregunta el catedrático argentino. Pues “en lugar de romper abiertamente con la institución eclesiástica o de enfrentarla, lo que le auguraba un derrota casi segura, solicitó a Roma su reducción al estado laical y consiguió que le fuera otorgado. Así quiso quedar completamente libre de todas las obligaciones de la Iglesia, para poder llevar así adelante una política popular sin necesidad de estar obedeciendo determinadas normas. En este sentido es un caso único”.
En la dirección de su país, Lugo expresó con claridad su decisión de “trabajar por una nueva sociedad sin explotados ni explotadores”, partiendo de ideas que recibió de la Teología de la Liberación y de las lecturas de sus teóricos, el brasileño Leonardo Boff y el peruano Gustavo Gutiérrez.
Habla también el nuevo presidente de un liderazgo colectivo en donde el pueblo tome en sus manos la construcción de su historia, y rescata también el concepto de la Patria Grande latinoamericana, que incluya especialmente a los pueblos originarios indígenas, creada con la reunificación de los diversos países latinoamericanos.
En estos momentos, se apunta en la exposición del teólogo Dri, que en América Latina se ha puesto en evidencia en varios países, no solamente en el Paraguay sino también en Bolivia, Venezuela y Ecuador, el enfrentamiento del catolicismo tradicional, con lo que él denomina “Nueva Iglesia”. Esta “Nueva Iglesia” es el resultado y expresión de una inserción honda en la cultura de los pueblos latinoamericanos, en cuyo interior se producen movimientos revolucionarios o insurreccionales, que encuentra eco y raíces en los textos bíblicos, textos invocados al igual por la jerarquía eclesiástica y el pueblo, pero sentidos y vividos de maneras diferentes cuando no distantes.
Como dirá el teólogo argentino: “Esos textos suelen expresar proyectos de determinados sectores sociales contrapuestos, escritos religiosamente, con una reflexión que podemos llamar teológica, pero que expresan teologías contrapuestas. Es aquí donde están las raíces”, sostiene Dri, que distingue dos proyectos: el de la jerarquía eclesiástica y el del pueblo creyente, ambos si no antagónicos si distantes y/o diferentes. En este sentido añade: “Hay un proyecto que es el profético, el que van a asumir los profetas, que eran líderes que hablaban en nombre de Dios, de ese Dios que estaba en el pueblo, que recibía los reclamos populares”, al que nuestro autor le asigna características antimonárquicas, antijerárquicas, antimilitares y de una economía de base solidaria. Sin embargo, frente a este proyecto popular con base en el Dios de los profetas, surge otro, monárquico, sacerdotal, jerarquizado.
Esto creará dos líneas o corrientes que subsistirán en lo fundamental a lo largo de la historia de la Iglesia, considera Dri, y que se expresan en la actualidad a través de las jerarquías eclesiásticas, generalmente conservadoras y aliadas de los sectores de poder, por una parte, y los movimientos cristianos de base, populares, sustentados ideológicamente en la actualidad Latinoamérica en la Teología de la Liberación, que respaldan los procesos de cambio económico, político y social e incluso religioso. En este sentido se puede hablar de “nueva iglesia” al tiempo que ofrece interrogantes inquietantes: ¿Estamos a las puertas de una ruptura? ¿La separación real entre jerarquía y pueblo puede abocar primero a una ruptura, y segundo a una división? La dimensión ecuménica se hace así imperativa por imprescindible al interior de la Iglesia católica latinoamericana, si no quiere que la unidad se rompa o que la frustración envíe a la cuneta de la marginación, a otras “iglesias” o a las sectas, al miembro del pueblo de Dios que espera de su jerarquía una guía no sólo espiritual (religiosa), sino también profética (compromiso social).

Comunicado de la Alianza Evangélica Española sobre la reforma de la Ley del abortoAlianza Evangélica Española (Madrid, 8 de octubre de 2008)

Ante la anunciada reforma de la ley del aborto en España, como Alianza Evangélica Española queremos exponer:

I.- NUESTRA POSTURA ÉTICA
1.- La gran mayoría de los evangélicos o protestantes entendemos que existe la presencia -en esencia y potencia- de un ser humano desde el momento de la concepción. El embrión más pequeño posee ya el mismo código genético completo que el adulto nacido. Por ello entendemos que se trata de un ser con singularidad y personalidad genética, único e irrepetible, y por tanto digno de protección.
2.- Defendemos por ello la vida del no nato y entendemos que el problema del aborto es un asunto ético en el que se dirime la defensa de la vida. Creemos que, por la singularidad y personalidad genética del no nato, el problema del aborto trasciende la esfera de lo religioso y pasa a ser un asunto primariamente ético: lo que se dirime es la defensa de la vida de un ser humano indefenso que no puede hacer oír su voz.
3.- Consideramos erróneo, por insuficiente, el enfoque que centra la legislación del aborto en la mera regulación del acto de abortar como si ésta fuese la única opción posible ante un embarazo no deseado. Con este enfoque parcial y reduccionista se menoscaban otras opciones que pueden igualmente legislarse y aplicarse, por ejemplo el favorecer la adopción.

II.- CONSIDERACIONES PRÁCTICAS
Considerando que en la sociedad española no hay homogeneidad en los posicionamientos éticos sobre este tema, y ante la realidad presente, creemos que dentro de las posibles opciones legales que se están barajando existen varias cuestiones que en nuestra opinión deberían considerarse seriamente:
1.- Como Alianza Evangélica siempre hemos defendido una clara separación Iglesia-Estado.
Sin embargo, por la trascendencia del asunto y la sensibilidad que suscita, antes de llevar adelante una reforma de la legislación del aborto creemos imprescindible lograr el máximo consenso posible. Por ello proponemos un diálogo abierto y franco entre quienes son favorables a ampliar esta ley y quienes creen que no debería ser así, e incluso que debería ser más restrictiva o no existir.
2.- Reconocemos que entre el conjunto de los que defendemos la vida del no nato pueden existir incongruencias en relación a la protección de la vida de la persona ya nacida. Esto es, sin duda, un punto que debe ser confrontado y mejorado, sin dejar de afirmar aquello en lo que creemos respecto a la defensa de la vida del no nato.
3.- Desde la ética protestante se ha admitido la opción moral del aborto en el caso de riesgo de muerte de la madre o en el caso concreto de una enfermedad fetal extremadamente grave como la anencefalia (ausencia de desarrollo del cerebro).
4.- Partiendo de nuestro rechazo ético al aborto voluntario –con las dos excepciones opcionales antes mencionadas- y que por ello nuestro ideal es que nunca llegaran a producirse, sí creemos importante que a fin de aminorar el impacto lesivo de esta práctica, se reduzcan al máximo los periodos legales que se pudieran establecer a la hora de permitir el aborto legal.
5.- Propugnamos alternativas en favor de la vida (adopción, ayuda social, planificación familiar con métodos anticonceptivos) para evitar el embarazo no deseado o situaciones sociales límites que empujen al mismo.
6.- Nos parece fundamental considerar e incluir una tercera vía que debería tenerse en cuenta en la reforma de la ley del aborto.
El propósito de esta vía es que ante un embarazo no deseado, la mujer pueda decidir con la mayor objetividad posible, sin verse condicionada o dirigida a priori hacia una fórmula única. Para ello es condición indispensable una información completa de todas las opciones posibles que le permitan evaluar los pros y contras de estas diversas salidas. Sólo así su decisión será realmente libre. Por lo demás, la realidad –evidenciada por numerosos estudios- de que el aborto siempre es un trauma para la madre exige que cualquier salida real que se le ofrezca deba buscar su bien y el de su hijo.
Para ello, proponemos aplicar el método establecido en alguno de los países de nuestro entorno democrático europeo: cuando una mujer expresa su deseo o intención de abortar, debe pasar por un asesoramiento establecido y reglado. En este proceso se le informa por parte de una entidad independiente y de forma clara y entendible de las posibles salidas a problemas que empujen al aborto (matrimoniales o de pareja, laborales, legales, etc.,) así como de los posibles riesgos del aborto (también de forma aséptica, como en cualquier intervención quirúrgica), u otras opciones como la entrega en adopción. Tras esto, con un documento en el que se certifica que ha recibido esta información, la mujer podrá decidir libre y responsablemente qué hacer en cualquier sentido.

III.- OTROS ASPECTOS
Finalmente, suscribimos lo expresado en su día en el Comunicado de las II Jornadas de Bioética, organizadas por la AEE, en lo relativo al no nato y el aborto, en aquello que complementa lo anteriormente expresado
1.- Defendemos los "Derechos del Niño", tal como fueron aprobados por el Consejo de Europa en su Carta Europea de los Derechos de la Infancia en octubre de 1979, en la que explícitamente se afirma que "desde el momento de la concepción, el niño que va a nacer debe gozar de todos los derechos enunciados en la presente Declaración".
2.- Aunque no aprobamos su postura, respetamos a las personas que entienden el aborto como necesario, y nos identificamos con el sufrimiento que estas situaciones generan. Proponemos que se pongan al alcance de la mujer que llega a esta decisión todos los medios que contribuyan a su recuperación plena.
3.- Rechazamos las legislaciones que permiten abortar a las menores de edad sin el consentimiento de los padres.
4.- Proponemos que la defensa de la integridad global de la vida en su conjunto sea sin énfasis desequilibrados, respetuosa y sin violencia.

ELABORADO POR: Francisca Capa (Médico de Familia, Presidenta de la ONG Alianza Solidaria); José de Segovia (Pastor, Periodista y Teólogo); Orlando Enríquez (Médico de Familia); Rodolfo Gzlez. Vidal (Medicina Preventiva); Jaume Llenas (Abogado); Pablo Mnez. Vila (Psiquiatra); Carmen Medina (Catedrática de Escuela Universitaria); Francisco Mira (Psicólogo); Pedro J. Pérez (Licenciado en Historia, Diplomado en Antropología y Teología); X. Manuel Suárez (Político y Endocrinólogo); Pedro Tarquis (Médico Internista); Marcos Zapata (Terapeuta Familiar y Pastor).

“La Iglesia necesita una profunda reforma”. Declaraciones de Jesús Bastante, autor del libro “Cisma”

ID.- En el Aula de Cultura de Ideal (Granada), sede de la Confederación Granadina de Empresarios, el pasado jueves 23 el periodista y escritor Jesús Bastante Liébana, presentó en una conferencia las razones y consecuencias del cisma de Lucero, escenificadas en su nueva novela “Cisma”, editada por Ediciones B de Barcelona, que ofrece una esperanzada visión del futuro, en el que los cristianos puedan trabajar en común, y dialogar con la actual sociedad.
Jesús Bastante es un conocido periodista en los medios religiosos. Colaborador habitual de Religión Digital, mantiene en el sitio un blog con el título de “El barón rampante”.
Con tan solo 32 años ya ha publicado cuatro libros de investigación sobre la Iglesia vasca, el papado y personajes tan dispares como el obispo Setién o el padre Ángel, de Mensajeros de la Paz.
La cuestión del cisma luterano, tan escasa y deficientemente tratado en nuestro país, antiprotestante secular, reclama que incluyamos la entrevista con este autor, sin otras consideraciones que la de informar, en nuestro primer número de InfoEkumene Difusión Subsidia.

* * * * *

En su novela, se plantea un encuentro entre el Papa, el Emperador y Lutero para frenar el movimiento reformista. ¿Un escenario hipotético o real?
Lo cierto es que Adriano VI, quien fuera mentor de Carlos V y regente de Castilla hasta la muerte de León X, creía firmemente en la unidad en la fe de todos los cristianos y, de hecho, en su breve pontificado, hizo ostensibles gestos para evitar la ruptura. En un célebre discurso en Nuremberg, el Papa reconocía que muchas de las denuncias realizadas por Lutero eran ciertas, y que había que poner las bases para solucionarlas. Hay crónicas que hablan de negociaciones entre partidarios de estos tres personajes de cara a poder, si no encontrarse, sí hallar puntos de encuentro. Lamentablemente, la muerte en extrañas circunstancias del Papa dio al traste con las posibilidades de frenar el cisma.

Porque, ¿se pudo parar el cisma?
Sí, se estuvo a punto, al menos en tres ocasiones. Al comienzo de todo, aún en vida de León X, cuando se propuso 'callar' a Lutero concediéndole la púrpura cardenalicia. Después, en pleno Juicio de Worms, cuando Carlos V concedió a Lutero la posibilidad de encontrarse con los más reputados teólogos, y el religioso no quiso avenirse a razones. Y, finalmente, durante el Papado de Adriano VI, cuando un Concilio podría haber frenado la ruptura. Y un encuentro que razones oscuras, que llevaron a la muerte del Papa, se encargaron de impedir. Como reza el epitafio de la tumba de Adriano VI (y la frase que arranca la publicación): "Por desgracia, ¿cuánto influyen las condiciones de los tiempos en la eficacia de las virtudes, incluso del mejor de los hombres?".

¿Quién fue culpable de la Reforma?
Más que culpables, hay que hablar de situaciones históricas. Evidentemente, si tanto Julio II como León X no hubieran gastado tanto dinero en obras de arte ni construcciones faraónicas, como la basílica de San Pedro, llegando a sancionar el cobro de indulgencias (el perdón pleno de los pecados, incluso para ascendientes y descendientes) para su financiación, Lutero no habría llevado a cabo su Reforma. Tras la muerte de Adriano VI, Clemente VII (un Médici) continuó por la misma senda que sus polémicos antecesores. Evidentemente, si la difícil situación del Imperio Romano Germánico y las luchas de poder entre los príncipes y el Emperador (así como el asedio de Francisco I de Francia a Castilla, o los ataques de Saladino en el este), tampoco hubiera encontrado el fraile los apoyos necesarios. Por otro lado, Lutero quiso ser un reformador, no un cismático, pero su propia personalidad, y el afán de pasar a la Historia -unidas a la presión de los príncipes alemanes- llevaron su proyecto a algo que ni siquiera él habría imaginado al clavar sus tesis en la iglesia de Wittemberg, ahora casi 500 años.

¿Fue Lutero un hereje?
No. Fue un reformador, que entendía que la Iglesia necesitaba cambios «desde dentro». Lamentablemente, la Iglesia no estaba preparada para escuchar a un fraile que, por otro lado, no dejaba de ser un extraño personaje, con siniestros apoyos y un genio furibundo. Sí es cierto que, una vez arrancada la Reforma, se le fue de las manos. Y que, como todo ser humano -Carlos V también sufrió este 'pecado'-, su ambición personal jugó un papel fundamental.

¿Qué ecos dejó la Reforma?
En primer lugar, la ruptura en sí de la Cristiandad. Pero, por añadidura, cabe decir que Lutero consiguió, si bien años más tarde, lo que buscaba: que la Iglesia convocase un Concilio y 'modernizase' su lenguaje. Fruto de ello fue el Concilio de Trento, posiblemente uno de los más importantes en la Historia de la Iglesia. Por aquellos años, y como consecuencia de los movimientos luteranos, surgieron otros de respuesta, dentro de la Iglesia católica. El más destacado, sin duda, el promovido por Ignacio de Loyola, también presente en varios momentos de la novela. Finalmente, la Reforma provocó un cambio de mentalidad en Europa, sin la que no se podría entender la Revolución Francesa, los movimientos románticos -y nacionalistas- o la civilización actual.
¿Y hoy? ¿Cómo afecta el cisma a la Iglesia y la sociedad actuales?
Continúa siendo un tema muy actual. Hace pocos meses, de hecho, el Vaticano volvió a retomar el estudio de la figura de Lutero, a quien Benedicto XVI ya no considera un hereje, sino un reformador. Es más: este verano el Papa debatió con sus más estrechos colaboradores la posibilidad de "rehabilitar" (si ésta es la palabra más correcta) a Martín Lutero. No escapa a nadie que el principal objetivo del Pontificado de Benedicto XVI es alcanzar la unidad entre los cristianos, y parece cercano una "vuelta a la unidad", tanto por parte de los luteranos como de buena parte de la Confesión Anglicana. En pocos meses, seguramente tengamos noticias en este sentido.

¿Es posible, entonces, que el cisma luterano tenga las horas contadas?
Las horas no sé, pero lo cierto es que esa es la voluntad firme de Benedicto XVI, de las principales autoridades evangélicas y ortodoxas -el otro gran cisma, del que se cumple casi un milenio- y, lo que resulta más importante, de la práctica totalidad de los cristianos del mundo. No hay que olvidar que católicos, luteranos, anglicanos, ortodoxos, compartimos un mismo esquema de valores, basado en el Evangelio, los Mandamientos y las Bienaventuranzas, que han marcado la sociedad y la cultura de Europa y del mundo. Y que debemos afrontar juntos el camino del mañana.

¿Qué trabajo puede hacerse en este sentido?
Hoy, como hace 500 años, la Iglesia necesita una profunda Reforma, que busque la unidad entre los cristianos, y no la separación. Medio milenio después, los cristianos todavía necesitan sacudirse los efectos del Cisma protestante. Gracias a Dios, ya no existe la Inquisición, aunque la Iglesia todavía tiene un camino muy complicado que realizar para abrir sus puertas y, como en la parábola del hijo pródigo, dejar volver a su casa a los hermanos en la fe. Sin vencedores ni vencidos. Con apertura y con fe. Y buscando siempre la verdad, pero también el diálogo con el mundo. Un trabajo que, lamentablemente, en nuestro país todavía está en mantillas.
Publicado en Religión Digital, 21 de octubre 2008.

DIÁLOGO / LIBERTAD RELIGIOSA


Introducción al Informe sobre Libertad Religiosa Internacional 2008. Departamento de Estado de Estados Unidos. 19 de septiembre de 2008

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Artículo 18, Declaración Universal de los Derechos Humanos
El derecho a la libertad religiosa se encuentra bajo ataque renovado y, en muchos casos, bajo incrementado asalto en muchos países del mundo. Más de la mitad de la población vive bajo regímenes que limitan o prohíben duramente la libertad de sus ciudadanos de estudiar, creer, observar y practicar libremente la fe religiosa de su elección. Los creyentes y las comunidades religiosas sufren de violaciones de sus derechos de libertad religiosa con el patrocinio y la tolerancia de los gobiernos.
Ley de Libertad Religiosa Internacional de 1998
Este año marca el aniversario de dos importantes documentos que promueven la libertad religiosa: la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y la Ley de Libertad Religiosa Internacional de 1998. El Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos ha sido durante seis décadas la vara que ha medido el respeto de los gobiernos por la verdadera libertad religiosa y, a la vez, un faro de esperanza para los que padecen persecuciones y acoso. Hace diez años, la promulgación de la ley de Libertad Religiosa Internacional fue motivo de renovación en el enfoque y la estructura de las prioridades estadounidenses en lo relativo a la promoción de la libertad religiosa. Esa intensa atención ha cosechado muchos éxitos. Innumerables creyentes han disfrutado de nuevas libertades y en algunos países han mejorado las políticas gubernamentales en lo que respecta a la religión. Sin embargo, pese al progreso logrado, las condiciones que se describen en la anterior cita constituyen una fiel representación de la situación de la libertad religiosa en demasiados países del mundo.
Debido a la constante violación de la libertad religiosa y a los persistentes casos de acoso abierto, el Gobierno de Estados Unidos promueve con determinación el respeto por este derecho humano universal. La ley de Libertad Religiosa Internacional reforzó la prioridad de este objetivo de la política exterior estadounidense al crear en el Departamento de Estado el puesto de Embajador Itinerante para la Libertad Religiosa Internacional y la Oficina de Libertad Religiosa Internacional, y al autorizar por mandato la publicación de un informe anual. Mediante estas y otras herramientas que protegen y abogan por la libertad religiosa, Estados Unidos insta al cumplimiento de compromisos y obligaciones internacionales relacionados con la libertad religiosa, reprueba las violaciones de libertad religiosa y fomenta el respeto por la libertad religiosa como un derecho fundamental de todos los pueblos.
El Informe Anual 2008 sobre Libertad Religiosa Internacional es uno de los productos más destacados de este esfuerzo permanente, y da fe de la cooperación que existe entre los numerosos funcionarios del Departamento de Estado, en embajadas y consulados de todo el mundo, en oficinas regionales y dependencias funcionales y en la Oficina de Libertad Religiosa Internacional, que han trabajado incansablemente para recopilar este documento tan exhaustivo. Con más de 800 páginas de extensión y abarcando 198 países y territorios, el Informe Anual es un compendio sin igual. Sin embargo, la labor no hubiera sido posible sin la contribución vital de grupos religiosos, organizaciones no gubernamentales y personas que han dedicado su vida a defender la dignidad humana. El apoyo constante del Congreso de Estados Unidos también se agradece profundamente. En resumen, consideramos el Informe Anual como una extensión del apoyo del pueblo estadounidense a aquellos que luchan en silencio por sus derechos religiosos en todo el mundo.
La coincidencia de los aniversarios de la Ley de Libertad Religiosa Internacional y de la Declaración Universal de Derechos Humanos nos recuerda la universalidad de los derechos humanos que ambos documentos protegen. De vital importancia para la cuestión de la libertad religiosa es el Artículo 18 de la Declaración Universal, que protege el derecho al culto interno con actos interiores de fe y el derecho al culto externo con manifestaciones exteriores de fe, el derecho individual de elegir y el derecho personal de hacerlo sin temor a agravios o a la intervención del gobierno. Charles Malik, diplomático árabe del Líbano, fue quien en 1948 desempeñó, en colaboración con Eleanor Roosevelt, una función crítica en la formulación de este artículo. Malik diría más tarde que la Declaración Universal le recuerda a todo ser humano que [...] “ha nacido libre e igual en dignidad y derechos que su prójimo, que la naturaleza le dota de razón y conciencia, que no puede ser sometido a esclavitud o servidumbre, que no puede ser detenido arbitrariamente, que se presumirá su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, que su persona es inviolable, que tiene el derecho natural a la libertad de pensamiento, conciencia, religión y expresión”.
En vista del consenso en todo el mundo de la importancia de la libertad religiosa, Estados Unidos trabaja para instar a todos los gobiernos a que cumplan sus obligaciones y compromisos internacionales, pero sin abogar por un modo específicamente estadounidense en esta cuestión. Además de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la libertad religiosa está protegida por numerosos instrumentos internacionales, entre ellos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Declaración sobre la Eliminación de Todas las Formas de Intolerancia y Discriminación Fundadas en la Religión o las Convicciones, los Acuerdos de Helsinki, la Convención Europea para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, la Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Los apartados en estos documentos que son pertinentes a la libertad religiosa se han incluido en el apéndice del presente Informe Anual.
Si bien este año marca una década de arduo trabajo a tenor de la Ley de Libertad Religiosa Internacional y sesenta años de dedicación internacional a los derechos humanos universales, celebramos estos aniversarios con claro conocimiento de la enorme labor que aún queda por hacer.
Tal como declaró el presidente Bush durante el acto conmemorativo realizado en la Casa Blanca con motivo del décimo aniversario de la Ley de Libertad Religiosa Internacional:
“Esta ley que conmemoramos hoy se basa en una tradición que definió a nuestro país. Al fin y al cabo, cuando los próceres adoptaron la Declaración de Derechos, la primera libertad que consagraron fue la libertad de religión. Reconocieron que la libertad más básica que pueden tener los seres humanos es el derecho de rendir culto [...] “Tenemos la dicha de vivir en un país donde se respeta esa libertad. [Sin embargo] en demasiados países, las expresiones de libertad son acalladas por la tiranía, la intolerancia y la opresión”.
Es cierto que la promoción de la libertad religiosa no recae únicamente sobre el Gobierno de Estados Unidos, sino que es un objetivo que comparten muchos otros gobiernos, numerosas organizaciones religiosas y sin fines de lucro, y en especial los que sufren por sus creencias religiosas.
Por último, habiendo tenido el privilegio de presentar los anteriores siete Informes Anuales, no deja de asombrarme la valentía de personas en todo el mundo que defienden sus creencias, abogan por la libertad religiosa y rechazan ser acallados por la intimidación y la violencia. Estas personas son las que intentamos servir y a las que se dedica este informe. Ha sido también un honor dirigir ya durante más de seis años la labor de la plantilla en la Oficina de Libertad Religiosa Internacional que trabaja con increíble dedicación en la defensa de la libertad religiosa. Los logros alcanzados en este periodo dan fe de su diligencia.
Queda mucho trabajo por hacer, y porque sabemos que hay millones de personas a las que sus gobiernos les niegan el derecho a ejercer sus creencias, prácticas y culto religioso de manera libre, Estados Unidos seguirá ayudando con determinación para que se establezcan y defiendan los derechos religiosos de todos, en todas partes. Es nuestro sincero deseo que nuestros esfuerzos, y los de todos los que se dedican a esta causa, les den un sentido de esperanza renovado y que, con el tiempo, contribuyan al florecimiento de esta preciada libertad en todos los rincones del planeta.

John V. Hanford, III
Embajador itinerante para Libertad Religiosa Internacional
[Dada la gran extensión del Informe, solamente insertaremos en su literalidad lo referido a España, en el próximo número de Subsidia Materiales]

NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS / SECTARISMOS


SECTAS SATÁNICAS

ID.- El satanismo vuelve con fuerza a la escena pública de los medios. La reedición del libro de LaVey, la llamada “Biblia Satánica” en este mes de octubre coloca en máxima actualidad ideas, actitudes, fuerzas y grupos muy antiguos. Pero el satanismo no es un fenómeno “guadianero”, que nos abandone y vuelva a reaparecer con la fuerza que parece tener, o que se le otorga falazmente, por pertenecer al mundo esotérico, al misterio de lo oculto. El satanismo está presente, con constancia, abriendo y roturando nuevos campos, ya sea desde un mensaje progresista, bañado de una filosofía y religiosidad pretendidamente garante de las libertades y autonomía humanas, ya desde posiciones depravadas, horrendas y/o criminales.
Buena prueba de lo que apuntamos es la situación del fenómeno sectario satánico en Italia, en donde, según expertos y medios, casi medio millón de personas mantienen contactos con organizaciones más o menos satánicas. Personas cada vez más jóvenes, cada vez más instruidas, cada vez mejor posicionadas socialmente. NI que decir que el satanismo está resultando muy atrayente para un amplio sector social, como sugiere Aldo Bonaiuto, responsable del servicio antisectas de la Asociación Juan XXIII, en una entrevista a Radio Vaticano: “Se están difundiendo mensajes de este tipo desde nuestras pantallas... los jóvenes todos los días, en todas partes, están rodeados por estos mensajes en los que se habla más del mal que del bien, más de la muerte que de la vida, más del demonio, de Satanás, que de Dios, que es el autor de la vida".
Estamos de acuerdo con este investigador. No podemos banalizar el fenómeno, pero tampoco elevarlo a posiciones de influencia que no le corresponde. Sin embargo, tenemos la obligación, más desde los medios ecuménicos y espirituales, de mantener la alerta y prestar un servicio ante un problema de la gravedad que conlleva el sectarismo satánico: doblemente por sectario y por satánico.
En nuestros próximos números del Boletín InfoEkumene Difusión extremaremos esta alerta, difundiendo la más mínima noticia. Y en este primer Boletín Subsidia incluimos, con la autorización expresa de su autor, Vicente Jara Vera, un excelente trabajo sobre la materia (dividido en dos partes, en el próximo número de Subsidia continuará), que de seguro nos iluminará a todos a pesar del tiempo transcurrido desde su primera publicación en la revista Pastoral Ecuménica, y que sin duda servirá para la prevención y el cuidado pastoral de los más jóvenes y vulnerables ante este fenómeno, la mayoría de las veces “constituido por grupos y personajes que a veces no tienen nada que ver, de hecho, con el demonio, sino que crean estas asociaciones con fines lucrativos, para someter y manipular a las personas y después obtener una ganancia", como bien afirma el responsable antisectas.

Juan García Biedma, difusor

Las sectas satánicas [1]

Introducción
Este es un tema siempre complejo de abordar, por lo que pretendemos aquí recoger algunos puntos —esperemos no muy desencaminados— sobre el fenómeno actual de las llamadas sectas satánicas. Somos conscientes de la dificultad de esta aproximación por varias razones, pero principalmente por tres:
Primero, por lo escabrosa, y cruel en algunas ocasiones, reflejo de las monstruosidades más sádicas de la especie humana; segundo, por lo difícil de hacer afirmaciones valiosas y cercanas a la realidad ya que, aunque el material existente sobre este tema es abundante, he de decir que suele ser de ínfima calidad; y tercera razón, estos grupos no gustan de darse publicidad y los prejuicios adulteran muchísimo la verdad de los acontecimientos.
Sobre el satanismo todos tenemos muchos prejuicios, estamos demasiado influenciados por un cine que se recrea en lo fantástico y en la morbosidad de una violencia plena de misterios y que nos impide muchas veces tratar la cuestión satánica con la necesaria objetividad. Por otro lado, la cultura y religiosidad cristiana y su simbología satánica, no permiten abrir las mentes hacia algo más que lo reflejado por esta cosmovisión, cuando lo maligno es amplísimo e intenso. Es cierto también que las ganas de sorprender sobre este tema son grandes: las noticias de los periódicos sobre casos de sacrificios humanos, misas negras o rojas, cementerios asaltados, fenómenos y rituales de sangre, orgías en escenarios satánicos, drogas y adoración diabólica, son muchas veces un condensado de malas apreciaciones y de generalizaciones más bien turbias cuando no puro espectáculo o “pantallas” que tratan de ocultar simples realidades delictivas. Intentaré pues clarificar algunas cosas en estas páginas en la esperanza de que algunas de ellas queden al menos algo más explicadas.

El satanismo (el mal) fuera del cristianismo
Satanás, y todo lo que él significa, no es algo exclusivo de la religión cristiana o judía. Todos los pueblos tienen sus demonios, sus fuerzas malignas, sus divinidades o cuasi dioses del mal, sus luchas contra el Principio Bueno, sus explicaciones de ciertos fenómenos catastróficos, enfermedades, muertes violentas, cataclismos, que no pueden provenir de las divinidades que son benignas. Eso al menos creía, ¡y creen sus seguidores!
El pueblo judío, a lo largo de los siglos, fue también dando respuesta a sus interrogantes sobre el mal; ¡y si Yahveh Dios era justo, el mal no podía provenir más que de la maldad o el pecado de los hombres! Los justos recibían bienes y prosperidad, y los malos y pecadores castigos y desdichas. Conforme pasó el tiempo se iba viendo que había hombres injustos y pecadores a los que les iba bien en la vida, mientras otros que, a los ojos de todos eran santos y buenos vivían en la desdicha y la miseria.
En respuesta a ello tenemos la figura literaria de Job. En el libro bíblico de igual nombre se nos presenta a Job como «hombre cabal, recto, que temía a Dios y se apartaba del mal». Era un hombre próspero y bendecido por Dios con hijos e hijas y mucho ganado, el máximo bien material en aquellas sociedades patriarcales.
«Este hombre —dice el relato— era el más grande de Oriente». Posteriormente, el texto continúa con un “juego” entre Dios y el Satán para probar si de verdad tal dechado de virtudes es cierto. Al Satán se le permite arruinarle, matarle sus animales, matar a sus hijos, acuchillar a sus criados, todo menos ponerle una mano encima a Job. No obstante, el Satán le pidió a Dios algo más: «herirle con una llaga maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza». En el fondo del relato es el Satán —como «deidad» inferior en esta religión a Yahveh Dios— el causante del mal, porque Dios no es la causa de los males.
En las primeras culturas ya tenemos la figura del mal. En algunas de ellas el creador del mundo no es el mismo Ser Supremo, sino una especie de semidios o demiurgo. En algunas otras esta figura es un Principio poderoso y luchador contra el Supremo-Bien. Analizando los pueblos primitivos que viven aún hoy podemos acercarnos a entender algunas de estas afirmaciones. Así, los bosquimanos consideran a Kaagen, la mantis religiosa, como el demiurgo creador del mundo. Ella será la personificación de las maldades y la creadora de la luna, el astro opuesto, según su cosmología, al sol, astro real y símbolo del bien. Una etnia en Bengala, los khond, creen en la divinidad Turi Pennu, en oposición a Bella Pennu, Ser Supremo y creador. Turi Pennu es quien ha traído el caos, el desorden cósmico y el moral —muy interesante la distinción entre ambas esferas de “males”—, y es la responsable de la infelicidad de la raza humana.
Tenemos demonios en todas las culturas. Pasemos a algunas de las más sobresalientes en la historia de las civilizaciones por su influencia en la actualidad de nuestro mundo occidental.
Grecia: Hades o Adoneo, «Señor de las Tinieblas». El infierno griego es un lugar que en principio se situó más allá del océano, pasando luego a las profundidades del mundo. Allí están los muertos, es el reino de la desolación, donde la luz no existe y las tinieblas lo dominan todo. Es un rincón de tristezas, lamentos y dificultades para los difuntos. Es quien se hace cargo de las riquezas de los muertos, de ahí que su nombre también sea Plutón («plutos» en griego es riqueza). Su mujer es Perséfone y se la asocia con el cambio de vida y muerte estacional. Más tarde Hécate será asociada a este mundo en tanto reina de los espectros. En este mundo del terror podemos encontrar a Empusa, caníbal, y que a veces adopta la figura de mujer; Eurinoma, que devora la carne de los recién fallecidos; Caronte, el remero del río Aqueronte, el río de los muertos; el perro de múltiples cabezas, Cervero, que se alimenta de carne de hombre vivos; las Ceres, divinidades que surgen de lo profundo con la intención de chupar la sangre a los moribundos, o durante las batallas alimentarse de los muertos.
Son algunos de los múltiples emblemas de lo satánico en la cultura griega, enormemente poblada de representaciones malvadas y criminales.
Roma: El universo religioso de Grecia fue asumido por la utilitarista Roma. No obstante, se le sumaron divinidades maléficas de la cultura itálica y etrusca. De esta manera tenemos a los Striges, que chupan la sangre a los recién nacidos; Consus es la divinidad de los sacrificios sanguinarios, o los Faunos, símbolos de la fuerza sexual, del bestialismo, de los sueños terroríficos. También están los Manes, espíritus de los difuntos, que en determinados días se desbocaban sembrando el terror entre los suyos en su ciudad. Aparte existían otras divinidades que se asociaban a las fiebres, como Februa, etc.
Germanos: Su nombre es Loki. Es un dios, y sin embargo es la maldad.
Representa el desenfreno, la libertad absoluta, y por ello destructiva. No se ata a ninguna norma, nada le coharta, nadie le impone nada. Loki es la figura del egoísmo más absoluto, autotendente y solipsista. Por ello en el final será el destructor del cosmos, y de los dioses mismos. Es el símbolo también del fuego, del rayo que cae en los bosques, es la aniquilación. De muchas mujeres o figuras femeninas tuvo hijos, como el lobo Fenrir, Hel (Infierno) o la serpiente Jörmungaard.
En las puertas del infierno o Hel tenemos al perro Garmr. Su pelaje está empapado en sangre, sangre de los muertos que intentaron huir de la región de la Niebla. También podemos encontrar el Mundo de los Gigantes, el Utgard. Los gigantes son caníbales, comen a sus prisioneros, congelan las aguas, lanzan rayos, provocan erupciones y terremotos.
Celtas: Poco se sabe de la demonología celta. Lo que sí es cierto es que creían en la existencia de los Fomoré, dioses relacionados con el cambio de clima, el fin de las cosechas, la muerte de la vegetación, la llegada de las nieblas y las nieves. Algunos Fomoré son Balor, que a pesar de tener un solo ojo podía con él destruir todo aquello que mirara; Bres —hijo de Balor—, Padre de la Tiniebla; Indech, diosa de los submundos; Net, Señor de las Guerras; o Tethra, Señor de los Muertos.
India: Los asura son los dioses de la oposición a la bondad. Druh son los dioses de la mentira, y Raksasa las divinidades del agravio, de los muertos vengadores.
Yathudhamas son los inspiradores de la brujería, los que hacen inválidos los sacrificios a los dioses, mientras que Pishaca son los dioses devoradores de carne humana. Arbudi es el dios de la muerte del enemigo en el campo de batalla. Rudra es otro dios de lo nefasto, destructor de mortales, de campos, devastador de ciudades, siempre ligado a escuadras de demonios. Múltiples son los dioses de lo malvado en la India, y ello sin hablar de los relacionados con la enfermedad, como Takman.
China: Kuei era en la China antigua el alma de los muertos y los espíritus del mal. Desarrollándose darían lugar a los demonios trasgos, duendes, los demonios sin cabeza, los espíritus de las rocas, los demonios de los pantanos, las montañas, los que comen carne humana, el demonio de la sequía y el de la enfermedad.
Japón: El sintoísmo nos habla de Susanowo, el Señor del Huracán, eterno enemigo de la diosa del sol. Los Kappa son los que hacen insana el agua de los manantiales. Relacionados con los volcanes tenemos a Ika-tsuchi, las ocho divinidades salidas del cuerpo en putrefacción de Izanami. Entre otros podemos nombrar a los presentes en Yomitsukuni, el país de las tinieblas de los muertos, o los existentes en la Tierra de las Raíces y en el Manantial Amarillo. El budismo en el Japón absorberá algunas de estas divinidades y representaciones. Hablará de ocho infiernos ardientes y ocho helados. Estos están poblados de diablos
(oni). Tras la muerte, el difunto pasa delante del diablo que reina en el infierno, Emmao. Mediante la ayuda de un demonio con dos cabezas —que con los ojos de su cara femenina ve los pecados secretos, y con la nariz de su faz masculina huele las malas acciones— es revisada toda su vida.
Egipto: Apopi es la serpiente de las tinieblas, símbolo de tempestades, lluvias fuera de tiempo, hielo y granizo. Es el gran enemigo de Ra y devorador de cadáveres. Este gran diablo tiene su corte de demonios. Es, como podemos ver, el símbolo del horror en una cultura trenzada por el Nilo y las cosechas ligadas a él. En la lucha entre Osiris y Seth encontramos en este último la personificación de la guerra. Se corresponde también con las fuerzas desatadas de la naturaleza.
La diosa Pakhet es otra divinidad del mal. Se la considera moradora de desiertos y se la representa con forma de leona. También Sekhet es demonio ligado a las guerras y al combate. En Egipto muchas enfermedades eran también supuestas efecto de demonios varios o por la presencia de espíritus en el enfermo.
Hispanoamérica: Los incas creían que ciertas enfermedades eran producto de la acción de fuerzas maléficas. De esta cultura apenas tenemos datos de figuras demoníacas. Los mayas nos ofrecen un mayor conocimiento de su panteón satánico. Existen nueve mundos subterráneos, siendo el noveno el Mitnal o Infierno. Eckchuah es el dios de la guerra e Ixchel es la Vieja, diosa de la muerte. Su religiosidad es dualista y está basada en gran parte en la armonía existente, de tal forma que el equilibrio cósmico se mantenga. Los aztecas nos muestran a Tezcatlipoca, a veces metamorfoseado en el jaguar o el ocelote, símbolo de la tiniebla, el desorden y las desgracias para los hombres, en continua lucha con el águila, símbolo del sol, del dios del Bien. Otros demonios de los aztecas eran Coatlicue, destructora del cosmos, engullidora de los astros y patrona de los submundos, o Tlazolteotl, Diosa de lo impuro, en cuyo honor se tributaban danzas fálicas.
Mesopotamia: Aquí radica la raíz de lo que será el panteón de ángeles y demonios del judaísmo y del posterior cristianismo y del islam. Ushum-Gal es un espíritu malvado. En el Reino de la Muerte está Meslamtea y Nonkital, su mujer, Señora de la Muerte. Sabemos de las prácticas exorcísticas mesopotámicas para librar a los afectados por los demonios: Un sacerdote ofrecía sacrificios, oraba sobre el afectado y realizaba rituales de expulsión. Para los asirobabilonios Nergal es la diosa de la muerte, de las regiones inferiores, de la destrucción y de la guerra. Demonios también son los de las pestes, la malaria, el dolor de cabeza, la insolación, etc. Lamashtu es el demonio que hace abortar a las mujeres, robándole los hijos. Lilu y Lilitu son demonios relacionados con la lujuria, los placeres desordenados, la infecundidad. También aquellos que han tenido una muerte prematura, sin sentido, no esperada, o que no recibieron los correspondientes sacrificios y libaciones tras su defunción se convierten en demonios, llamados edimmu. Se dedican a asaltar a los caminantes, a aparecerse en la noche, a aterrorizar a los vivos haciéndolos morir de pánico. Tenemos figuras malvadas o malignas también en relación con las enfermedades, los escorpiones, los lobos, leones, los desastres naturales, etc.
Judaísmo: El diablo es creación de Dios, y su función es la de probar al hombre. Es el ejemplo que vimos en el texto arriba citado del libro de Job. Es el tentador, el que pone a los hombres en el crisol, sometiéndolos a pruebas purificadoras donde se muestre de verdad si son fieles a Dios Yahveh o no. En el libro del Génesis tenemos el relato de la serpiente ligada al árbol del bien y del mal; es la figura del tentador. Con el correr del tiempo será ligado este animal a la figura de Satanás, de ahí quizás la parte final del relato donde Dios condena a la serpiente a reptar y a ser enemiga de los hombres. Quizás tengamos aquí relaciones con los cultos a los dioses cananeos baales, cultos ligados a la serpiente. Sería enormemente complejo pararse a estudiar toda la demonología presente en el judaísmo. Podemos afirmar que conforme el tiempo pasaba la demonología se iba perfilando, se hacía confluir en una figura, el diablo, todo el mal, se le hacía merecedor de los males de los hombres, se le convertía en opositor del hombre y de Yahveh. Otras figuras demoníacas del hebraísmo antiguo son las ligadas a enfermedades y al desierto, gran enemigo de los pueblos de esta zona geográfica. Así, “sedim” son los demonios negros, a los que se les sacrificaba hijos e hijas; Lilit es un demonio del desierto relacionado con la tempestad y la lujuria; Azazel es el demonio de la expiación y también con morada en los desiertos...
Sirva lo expuesto para ampliar nuestro horizonte. Hemos de considerar el satanismo en su más amplio espectro. No podemos pensar en términos cristianos solamente. Para entender algunas manifestaciones de lo satánico, para comprender algunas doctrinas satánicas, rituales, causas, renacimiento de estos cultos, es preciso pensar con amplitud.

Satanismo cristiano
No obstante, es cierto que el marco en el que nos movemos es el cristiano, religiosamente y sobre todo culturalmente. Esto hace preciso entrar en mayor detalle en el conocimiento de la demonología cristiana.
En el final del judaísmo la influencia de la teología irania, con sus oposiciones Bien-Mal, penetró fuertemente, e hizo que se configurara un dios malvado potente, una acentuación de la lucha entre potencias divinas. Esta será una fuente de lo que habrá de surgir tras la muerte de Jesús de Nazaret. La influencia del judaísmo fue también enorme, y no nos podemos olvidar de la teología paulina y todo el trasfondo de lucha con los movimientos gnósticos, divinidades, división cósmica, etc.
En el Nuevo Testamento encontramos un vocabulario muy extenso sobre las divinidades del mal: El apelativo más usado es el de «Espíritu/-s maligno/-s» [76 veces], el griego «daimon» [1 vez], «daimonion» [63 veces], «Satanás» — calumniador, adversario— [36 veces], «diabolos» —el que divide— [36 veces], el Belcebú (Baal Zevuv), el dios de las moscas, Belial (significaría «nada» o «nulidad»), además de los apelativos «dragón», «serpiente», «maligno», «adversario», «enemigo», «acusador», «mentiroso», «homicida», «tentador», «dios de este mundo», etc.
Son los términos que tenemos para hablar de la personificación del Mal. Es la serpiente del Génesis, el dragón del Apocalipsis, causante de males físicos, tentador de los hombres, padre de la mentira, perseguidor de los discípulos, destructora de la palabra evangélica, poseedor de su propio reino, aquel que se apoderó de los sentimientos de Judas. Puede también apoderarse de un hombre y hablar por mediación suya, tienen gran fuerza y pueden romper cadenas. No obstante, su poder está limitado por Dios, y los discípulos y apóstoles tienen autoridad sobre él, un poder que reciben a través de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios.
Esto es suficiente para mostrar mínimamente las bases de las que surgirá luego el satanismo de corte cristiano que se irá desarrollando con los primeros autores cristianos y los posteriores textos medievales. La pregunta ahora es:

¿Existe el diablo?
Queremos decir, ¿existen algunos de los diablos, demonios, personificaciones de lo malvado que hemos expuesto en líneas anteriores? ¿Existe el demonio del cristianismo? ¿Es real?
Sabemos que muchas enfermedades, que algunas culturas asociaban con divinidades, no tienen más causa que aquella que la ciencia va revelando. Sabemos que otros males, ya sean guerras o desenfrenos sexuales, fuera de las normas de una cultura, tienen su origen en el hombre y en nadie más. Es posible que demonios relacionados con el canibalismo, de los cuales hemos hecho mención al hacer sumario de algunas culturas y religiosidades tengan su origen en pueblos con los que las tribus originarias hubieron de luchar y ha quedado en la memoria legendaria de los descendientes relatos de ogros, gigantes o hechos sangrientos. Igual pasaría con los ritos sacrificiales, con los chupadores de sangre, con los niños nacidos muertos, etc.
Bien, pero, ¿existe el diablo? Esa es la pregunta. Mi respuesta es muy simple: no lo sé. Es más, teológicamente la cuestión no está clara. Algunos dirán —tomando como base los relatos de Jesucristo y las manifestaciones «demoníacas» en los textos neotestamentarios— que todo lo hecho por Cristo son curaciones de enfermedades, que Jesús se amoldó a la conciencia de su época y, por tanto, a las creencias de su cultura en los espíritus y los endemoniados. Otros dirán que el diablo es real y otros dirán que son relatos que nos pasaron como modos de expresar conversiones o luchas de fe.
Para ejemplificar mi relato ofreceré los testimonios de algunos especialistas católicos en el tema —uno a favor y otro en contra de su existencia—, y de Juan Pablo II.
1. Corrado Balducci, demonólogo, en su obra «El diablo...existe y se puede reconocer» [1991] dirá acerca de este tema:
«Sin poner en el centro de su Evangelio al demonio, Jesús habla de él a menudo, sea en los momentos cruciales, sea con importantes declaraciones».
Entre las alusiones que Balducci ofrece están las tentaciones de Jesús [Mt 4,1-11; Mc 1,13; Lc 4,1-13], los avisos de las acechanzas del demonio en el sermón de la montaña [Mt 5,37] o en el Padrenuestro [Mt 6,13].
Considera clave y central la lucha con el diablo para entender toda la obra de redención de Jesús. Es una lucha entre dos poderes, dos reinos, el de la luz y el de las tinieblas, una lucha a muerte con un final conocido, la victoria de Cristo y la reafirmación de su Reino de Luz y Bondad.
«Un modo muy particular por medio del cual el demonio trata de manifestar su poder es la posesión, es decir, una presencia tal en el cuerpo de una persona que la hace instrumento ciego de la voluntad maléfica de
Satanás».
Jesús ordenaba salir a estos espíritus de los cuerpos de los posesos. «Jesús curó a muchos que adolecían de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios» [Mc 1,34]. Para Balducci, por tanto, la vida del cristiano es una lucha contra el diablo, que no hará sino impedirle llegar a la meta querida por Dios.
Así Balducci hace cinco afirmaciones conclusivas: El diablo existe. Es un ser personal. Satanás no es el pecado. El hombre es libre de consentir en lo que
Satanás quiere. El diablo puede influir en el pecador.
2. Herbert Haag, teólogo de renombrada fama y autor de varias obras sobre el satanismo, como «¿Adiós al Diablo?» [1979], en su obra «El Diablo. Su existencia como problema» [1978], tratando el tema de Jesús, el Nuevo Testamento y los demonios dirá:
«Jesús no quiso, con su Evangelio, hacer que los hombres contaran con la presencia de Satán en sus vidas».
Jesús se ocupó de hacer el bien, de ayudar a los hombres, de mirar a los que nadie miraba, de estar junto a los sufrientes, los apartados de la sociedad, los leprosos, las prostitutas, los pecadores, los cobradores de impuestos,... Jesús no vino a hablarnos del diablo, ni nos dejó un libro, o unas enseñanzas sobre demonología.
Jesús, «pasó haciendo el bien».
«Sólo aquel que ignora —dice H. Haag— la conciencia que Jesús tenía de sí y de su misión puede creer que la vida y la obra de Jesús no tendrían sentido sin Satán».
«Tampoco puede recurrirse a la actuación exorcista del Señor como prueba a favor de la existencia del diablo y de una batalla de Jesús contra él. La conexión entre los demonios y Satán, a que nosotros estamos hoy acostumbrados, ni era evidente para los hombres de aquel tiempo, ni fue confirmada expresamente por Jesús».
Sería el paso del tiempo, los desconocimientos de las causas naturales, el ambiente de divinidades, poderes supra e infraterrenales, el caldo propicio para que se viera en muchos acontecimientos perfectamente explicables hoy —o mañana— la acción de espíritus malignos.
Según el autor los exorcismos y expulsiones demoníacas de Jesús vendrían más bien a expresar otras experiencias muy diferentes a las hoy supuestas por personas que leemos los textos antiguos creyendo que estamos ante un cuadro de síntomas perfectamente científico y detallado. La literatura de los pueblos semitas hace 2.000 años no era así. La historia y el relato detallado, sin exageración, alegoría, enseñanza o sin relato catequético no era algo que existiera entonces.
¿Qué expresarían entonces estos relatos según Haag?
• La resistencia de las personas ante la escucha de la Buena Noticia predicada por Jesús de Nazaret.
• Dios es más poderoso que cualquier manifestación que pueda conocerse, conocida o desconocida. Dios es el Señor de la creación y todo está bajo su mirada.
«Así como —sigue diciendo Herbert Haag— no es posible seguir proclamando el Evangelio de Jesús sin proclamar el mensaje de la bondad del Padre y de la incondicional voluntad salvífica de Dios, no se quita en cambio nada a este Evangelio si se prescinde de las afirmaciones satanológicas de los escritores neotestamentarios del último período».
Por ello, incluso en la segunda carta de Pedro se critica la posición de la carta de Judas por hacer determinadas afirmaciones satanológicas y demonológicas.
La carta de Judas usa de manera afín relatos judíos que serán muy influyentes en los posteriores siglos para la elaboración de la demonología cristiana.
La segunda carta de Pedro es bastante más reservada —aunque sigue en muchos puntos a Judas— a la hora de muchas de estas afirmaciones.
«Quien a pesar de todo —acaba diciendo Herbert Haag— , y ante la realidad del mal en este mundo, esté dispuesto a contar con Satán como Señor del mismo, como enemigo y seductor, se comporta, en definitiva, de modo similar al de aquellos cristianos de Corinto que, como creyentes, se dejaban insertar de nuevo en el mundo de los demonios [Cfr. 1Cor 8,5s; 10,19s], ya que en última instancia conceden a Satán una prestancia y un influjo que no tiene. En este sentido puede decirse que la creencia en el diablo es un anacronismo, y no sólo para los ciudadanos “ilustrados” del siglo XX, sino también y precisamente para los cristianos».
3. Juan Pablo II, en la audiencia general del 13 de agosto de 1986, dirá:
«Muy frecuentemente para nombrarlo se ha usado el nombre “diablo”, del griego diaballein (del cual, diabolos), que quieren decir: causar la destrucción, dividir, calumniar, engañar [...] Según la Sagrada Escritura, y especialmente el Nuevo Testamento, el dominio y el influjo de Satanás y de los demás espíritus malignos se extiende al mundo entero [...] La acción de Satanás consiste ante todo en tentar a los hombres para el mal, influyendo sobre su imaginación y sobre sus facultades superiores para poder situarlos en dirección contraria a la ley de Dios. Satanás pone a prueba incluso a Jesús
[cfr. Lc 4,3-13] en la tentativa extrema de contrastar las exigencias de la economía de la salvación, tal como Dios la ha preordenado.
No se excluye que en ciertos casos el espíritu maligno llegue incluso a ejercitar su influjo no sólo sobre las cosas materiales, sino también sobre el cuerpo del hombre, por lo que se habla de “posesiones diabólicas” [cfr. Mc 5,2-9]. No resulta siempre fácil discernir lo que hay de preternatural en estos casos, ni la Iglesia condesciende o secunda fácilmente la tendencia a atribuir muchos hechos e intervenciones directas del demonio; pero en línea de principio no se puede negar que, en su afán de dañar y conducir el mal, Satanás puede llegar a esta extrema manifestación de su superioridad, [...].
Comprendemos así por qué Jesús en la plegaria que nos ha enseñado, el “Padrenuestro”, que es la plegaria del Reino de Dios, termina casi bruscamente, a diferencia de tantas otras oraciones de su tiempo, recordándonos nuestra condición de expuestos a las insidias del Mal-Maligno».
Como vemos, la cosa no está dilucidada, y no parece simple. El teólogo
D. Zähringer dirá que «desde su primer comienzo y con creciente seguridad la Revelación afirma la existencia de espíritus malignos». E. Bortone considera que «para quitar a Satanás de la Sagrada Escritura habría que rasgar muchas páginas del Antiguo Testamento y muchísimas del Nuevo, con el resultado de que se harían ininteligibles». Kertelge dice que «no hay duda de que Jesús, sus discípulos y los autores de los escritos del Nuevo Testamento, tuvieron en cuenta la existencia del diablo y de los demonios». Winklhofer por su parte añade que «la redención de Cristo carecería de sentido si no existiera el diablo».
Digamos que una cosa es creer en el diablo y cosa muy distinta suponer influencia sobre la humanidad, en mayor o menor medida. Así algunos obispos de la Iglesia católica no creen en cosas como las posesiones diabólicas. Y muchísimos creyentes tampoco creen en el diablo. Podríamos estar discutiendo horas y horas y movernos entre si es simbólico, si es real, si es persona, qué sustancia es la suya, qué características posee, cómo pudo llegar a ese estado, cómo Dios permite su existencia, etc, etc., y no acabar nunca.
Dejando un poco al lado este tema, centrémonos en cosas de las que sabemos palpablemente su realidad.

¿Existe el satanismo?
• En el diario «ABC» del 26 de marzo del 95 podemos leer el caso de una mujer anciana de Zambia que confesó haber matado a siete de sus hijos en el transcurso de un ritual de magia negra, ingiriendo parte de sus cuerpos.
La anciana al mismo tiempo declaró en el juicio usar de ungüentos y hierbas para “volar”.
• Estamos en la primavera de 1982. En la calle Metzer, en Düsseldorf, Alemania, la policía ha encontrado lo que parece ser un suicido. Sobre un sofá de una desaliñada casa de esta calle ha sido encontrado el cuerpo desnudo de un hombre, José Luis Mato Fernández, español. En sus manos tiene un cuchillo de carnicero cuya hoja atraviesa su caja torácica penetrando en su corazón. En el mismo diario, pero éste presentaba en su portada unos símbolos poco corrientes para lo que suele ser este tipo de cuadernos. Lo que adornaba el forro eran cruces invertidas y símbolos satánicos. Por otro lado, en el interior de la cubierta se leía una maldición que alertaba de la lectura de aquellas páginas.
Se hacían menciones en su interior a temas satánicos, a Lucifer, incluyendo un pacto de venta del alma. Páginas más adelante, se podía leer el día de la noche de Walpurgis —30 de abril—, y una de las más importantes fiestas de la brujería: «Oh Lucifer, Príncipe de la Oscuridad, muéstrame un signo. Quiero ser poseída por ti totalmente. Ven a mí cuando
Mato esté durmiendo». La lectura de este nombre hizo pensar en la conexión entre la muerte de José Luis y el autor del diario.
La autora era una tal Sylvia Brakel. A la edad de ocho años fue agredida sexualmente por su abuelo, y ocho años más tarde una pandilla de jóvenes abusó de ella nuevamente. Posteriormente Sylvia mantendría relaciones con hombres y mujeres. Uno de esos hombres fue J. L. Mato. Las relaciones parecían ir bastante bien pero posteriormente surgieron los celos por parte de él acusando a Sylvia de serle infiel con una amante lesbiana quinceañera. Esta fue la causa del posterior asesinato, un segundo asesinato después de que matara unos años antes de una puñalada a un antiguo novio. En el juicio ella confesó sus crímenes y pasó a la cárcel de por vida en el año 1983.

Habla un satanista
Voy a recoger parte de un texto de Internet situado en la dirección http://
www.angelfire.com/ny5/dvera/Muse/FAQ-DV.html, donde la adoradora de Satán Diane Vera responde a algunas preguntas relacionadas con sus creencias.
«Muchos satanistas no se ven como adoradores del Mal. Satán es normalmente asociado con varias características (orgullo, sensualidad, pensar para sí mismo,...) que el cristianismo tradicionalmente ha considerado “Malas”, pero que un no cristiano no tendría necesariamente que considerar malas, apropiadamente satirizadas por la Señora Iglesia. La gran mayoría de los satanistas NO creen según el estilo cristiano dualista “Bueno contra Malo”.
Cuando los satanistas se describen como “malos” lo hacen en un sentido irónico.
Muchos rumores de “crímenes satánicos” son infundados. Aunque hay un puñado de locos que cometen crímenes en el nombre de Satán, tales personas no son tan características de lo satánico como la Inquisición puede ser característica del cristianismo en general. [...] Muchos satanistas no tienen nada que ver con el sacrificio de recién nacidos, abuso sexual a niños u otras horrorosas actividades descritas en los medios sensacionalistas y en la propaganda fundamentalista. Muchas formas de satanismo enfatizan el propio interés del individuo, y muchos satanistas juzgan que no entra dentro de sus intereses el cometer crímenes, especialmente crímenes que no sirven a un propósito racional. [...]
Muchos satanistas tampoco aprueban o llevan a cabo sacrificios animales.
[...] Mi punto de vista personal del sacrificio animal es que es algo natural para quien ha sido iniciado dentro de una religión tradicional basada en lo rural [aquellas como vudú o santería, o el antiguo judaísmo, cita ella]. [...]
Sin duda que hay quinceañeros trastornados psíquicamente que matan gatos u otros animales por pura diversión y a eso le llaman satanismo; pero en general, la mayoría de los ocultistas serios que se identifican como satanistas no matan animales. [...]
El satanismo no es una religión simple. Hay tantas formas diferentes de satanismo como satanistas. (Y algunos de ellos no consideran su satanismo como una religión al fin y al cabo.)
Con dificultad esta cantidad de formas de satanismo son imágenes especulares de lo cristiano. [...] Prácticamente la totalidad de los escritores satánicos y los grupos abiertos al conocimiento público no tienen una concepción cristiana de qué o quien es Satán. Muchos satanistas ni creen en el Dios cristiano.
Entre otras, las muchas diferentes interpretaciones de “Satán”, incluyen:
1. “Satán” es una “Fuerza Oscura de la Naturaleza” impersonal. [Este es el punto de vista de la autora].
2. “Satán” no es una entidad real totalmente sino meramente un símbolo de la individualidad humana, un símbolo con valor psicológico para algunas personas.
3. “Satán” es una entidad real y en la era cristiana una manifestación de una antigua entidad, normalmente Seth o Pan.
4. “Satán”/“Lucifer” es el que trae el conocimiento en una forma de gnosticismo basado en un culto cercano a los primeros siglos de la era cristiana que veneraba la serpiente del Edén.
5. “Satán” no es una desencarnación real, un ser sentiente, pero es más que un símbolo. Sobre todo debido al ambiente cristiano de nuestra sociedad que ha alimentado este modelo, es la mayor fuerza mágica, el Poder, un poder que ha de ser utilizado.
6. “Satán” es uno de los muchos dioses, todos los cuales son en algún sentido reales. Ninguno de ellos es todopoderoso como en la idea cristiana de Dios. Hay muchos dioses poderosos pero ninguno es omnipotente. [...]
El satanismo tiende a ser muy individualista. Y así las creencias de los satanistas suelen ser altamente individuales y subjetivas. El satanismo no es una religión simple sino una categoría de sistema de creencias todas ellas en torno a interpretaciones comprensivas de la figura de “Satán”».
Lamento ofrecer una cita tan larga como la expuesta, pero era tan interesante, y de primerísima mano, que no podía dejar de transcribirla.

[Las sectas satánicas, I. Artículo de Vicente Jara Vera. Laico católico, es miembro fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas –RIES–, y también miembro del Servicio de Atención y Estudio del Sectarismo –SAES–. Ingeniero en Telecomunicaciones realizó estudios de alto grado en Teología, además de Ecumenismo, Diálogo Interreligioso y Sectas, es considerado un experto en la materia del sectarismo.

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